Tuesday, January 08, 2008

De Cibernarrativa (Tomo 2) Todos Morimos (Cuento)



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Imagen: "Cueva aérea". Gabriel Castillo-Herrera

TODOS MORIMOS.

(Un cuento de Gabriel Castillo-Herrera)

“¿Quién me ha robado el mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a mí?”
Joaquín Sabina.


1.- “EN LA POSADA DEL FRACASO DONDE NO HAY CONSUELO NI ASCENSOR... “

A la salida de la estación del metro Coyoacán, un muchacho rapado de las zonas parietales y con el resto del cabello pintado de verde ofrecía relojes de pulso electrónicos a buen precio, según decía. De sus orejas -miento, sólo de una- pendía un arete bastante notorio, con piedritas multicolores. Casi automáticamente, miré mi muñeca y me percaté de que había olvidado mi reloj sobre el buró del cuarto que compartí con Norma durante dos meses. No podía regresar por él, recapacité, ya que la nena me echó a patadas de su vida, tal si fuera un amigo de Joan Manuel Serrat. Digo... por lo de su canción.

Dejé la maleta en el suelo y me puse a ver los relojes para reemplazar el perdido. Me decidí por uno negro con botoncitos; pero antes pregunté el costo de varios para saber si mi flaco presupuesto podía solventar la presumible adquisición. Hecho el trato, pregunté al “vendiente” la función de cada uno de los botones del aparato medidor de vida.

-Mira, mihermano, el chirris es para el mode. El largo, el de arriba, para cambiar de la hora al calendario.
-Entonces... el otro, ¿es para la luz?- pregunté.
-No. Igual y se lo mochas. Neta la corneta. No sea el Maléfico. El vato que me surte la mercancía dijo que ese reló está bien trabajado por los brujos que son bien acá. Neta güey.

Sonreí, incrédulo, y pagué. Tomé mi petaca y me encaminé a mi refugio.

Caminé por Avenida México, doblé en Viena, también en Mina, a la izquierda en Berlín y al fin llegué. Subí las escaleras , saqué la llave, la introduje y... ¡al fin, en casa! At jom suit jom. Me tumbé en el sillón al tiempo que arrojé la petaca fuera de mi vista, lejos de mí. Acto seguido, me descalcé, me descalcetiné, descachuché y desensueteré, quedando solamente con mis jeans (no me descalzoné porque no uso). Descansé un buen rato. Me levanté para tomar el KCT de Yes Union y lo introduje en la reproductora.

PLAY

Steve Howe con su jarana Gibson tamaño iguanodonte y Tony Levin (que les echó la mano, o séase la paloma, con el tololoche en esta grabación) tocan la base machacona. Formalmente, sólo son el Jon Anderson en los gorgoritos, Memo Bruford en la tambora, Rick Wakeman en las cajas con dientes negros y blancos y el mencionado jefe Howe, como dije, en la vihuela mariachera; pero en esta grabación se dejaron venir un chorro de maestros güeseros a colaborar con ABWH. Surge la voz tipluda de Jon: “Shoc tu de sistem...” y -¡rájale!- resuena la tecliza del profesor Wakeman y la de un tal Jonathan Elias, que también se echa el palomazo con los ABWH, o sea, con el YES que no se llama Yes; pero que, de hecho, junto con el tololochero del YES que sí se llama Yes -Chis Squire- conformaron el Yes más fregón. Yes. Taca tacatán. Taca tacatán. Taca taca tancantacatán. Jaloncísimos de cuerdas en la enajenación total con chicharra. Y concluye: “Shoc tu de sistem... Shooooc, shoooc... ¡Shooo...c!” ¡No es posible, no es posible!

Descorché una botella de vino blanco y, al unísono del “¡pop!”, inicia la guitarra de 12 cuerdas del genio Howe (cuando sea chico voy a ser como él) con “Masquerade”... ¡Santa Cachucha Inmaculada! ¿Cómo es posible que a mí no se haya ocurrido hacer esa pieza? Complot. Complot. Ya fuera de mí grité:

-¡O la del solo de guitarra de Di Ancient, del álbum de Teils of de Topografic Oceans..! ¡Mardito seas! ¡Mir vezes mardito, Estéfano Jau! ¡Porco infeliche! ¡Figlio di putana!

Bebí -de pura rabia- hasta dejar vacía la botella. Quedé súpito. (Léase: “superpedito”).
Soñé...¿soñé?, no estoy seguro de ello. De pronto me vi en la calle.


2.- “... Y CUANDO, POR LA CALLE, PASA LA VIDA COMO UN HURACÁN...”

Por esas instancias circunstanciales que en ocasiones uno no alcanza a comprender y que suelen llamarse casualidades, al deambular por las calles aledañas a la Plaza Hidalgo, descubrí una convocatoria para un concurso de cuentos promovido por una emborrachaduría muy conocida del rumbo. Lo casual es que mi amiga Nelly me había comentado algo de ese sitio en días pasados. A la par que me enteraba de los pormenores del concurso, evocaba la figura de la tal Nelly, se me revolvían los pensamientos en la cabeza.

“Los trabajos deberán enviarse por triplicado, firmados por unos hermosotes ojos castaños y, en sobre cerrado, unas caderas firmes con los datos identificatorios del autor. No le gusta que la llame Conejita. El jurado ¡con qué ganas se ríe! estará integrado por ¡qué piernas tan..! prestigiados escritores y los resultados se darán a conocer el día del cumpleaños de Nelly es en agosto; creo que es Leo, debe serlo, con esa cabellera... es indudable; no sé qué tenga que ver eso con su signo zodiacal... Los premios serán indivisibles; pero, como canta Silvio Rodríguez (la rola del Pablito Milanés) “...la prefiero compartida antes que vaciar mi vida...”
C O N V O C A T O R I A. (Releo) El primer premio será una noche, sólo una noche, en su cama. No podrá ser declarado desierto. Se cierra el 15 de noviembre de 1992.”

Sólo contaba con dos N$ y unos cuantos centavos de los que tendrán vigencia a partir del próximo año. De tal suerte que obligué a la dueña de los carnosos labios que se encontraban del otro lado del mostrador de la papelería y dijeron “cuatro mil pesos el ciento” a contar cincuenta hojas blancas, las que me servirán para plasmar lo que pretendo enviar a la borrachería convocante.

Mírenme ahí, sentado a la mesa, teniendo como acompañante a la Nelly de mis amores, a la que preferiría compartida antes que vaciar mi vida, con su risa llenando de alegría la noche, (porque supongo que va a ser de noche), bebiendo como cosaco; pero como cosaco abstemio, o en proceso de desintoxicación, ya que nunca he sido chupamaro, sólo medio motorolo. Durante mi enanez sí le metí duro al guacardí, pero cuando descubrí los placeres cannábicos abandoné los etílicos. Nelly se ve rodeada de una aureola reluciente. Era como si sólo ella y yo estuviéramos en el lugar. Sin embargo, hay una escandalera indescriptible. Y como es indescriptible, no la describo. Imagino que se escucha una voz profunda, como venida del bottom of the sea, que dice:

-Estamos aquí reunidos para rendir tributo a lo más chipocludo de las letras coyoacanenses...

Los parroquianos gritan, ríen, chiflan, brindan y platican eufóricos. ¿A quién, en su sano juicio, le va a interesar la premiación si estamos chupando y en el puritito desmadre?

Yo sigo sin perder la esperanza. Pero como siempre, esta maestra, aferrada a que nada de nada. Pero, por lo menos, está conmigo. Bueno, es un decir, porque todo lo estoy fantaseando. Puro invento... sueños guajiros. Pero es que te amo, te amo Nelucha. ¿Qué tal que, como decía la abuela, el mundo se acaba antes del año dos mil? Me muero sin haberte amado.

-Es que no se me da contigo, Nene -argumenta.- No hay esa... ¿cómo te diré?, química... ese algo.
-¡Ayyy, Nelly! Si ya llevé un curso intensivo de química y resulté aplicadísimo. Por ti siento la Química, Retórica, Botánica y Sistema Decimal, como dice el Oscar Chávez. La Epistemología, la Dialéctica... ¡Todo! ¡Yaaa, Nelita!


3.-”... DEL CURSO QUE PREÑADA AQUEL CHAVAL LA DEJO...”

En mi mente desfilaban etapas de mi vida sin ilación.

Me vi tumbado en el atrio de la iglesia. Apenas volvía en mí. Era el momento en que se mezcla lo real con lo ficticio. Tuve una imagen: dejaba algo bajo un auto. No recordaba quién me acompañaba; sin embargo, estaba frente al cofre del coche, pero no podía aprehenderla en mi memoria. Seguro era la Pecas. (La Pecas era morena, le decíamos así por pecadora). Éramos cómplices o activistas.

Paseaba con Elena por Centenario; agarraditos de la mano. Pero, yo, verbo y verbo. Que... mira que hay que vivir el momento, que la vida es muy corta y hay que disfrutarla (disfrutarte). Que el amor es lo que une a los seres humanos y la forma más alta y sublime del amor es el sexo, es la forma más elevada del espíritu/ y de dónde me sales tan espiritual/ y que dame la oportunidad de llevarte por esos caminos de encuentro con los dioses/ pues no me convences.

Mi hermano hojeando libros que nunca compraba, sino que anotaba el nombre y la página en que se quedaba para la próxima visita. Yo, enano, aburrido deamadres.

Cómo se me dejó venir el granadero con inmenso macanón y su cara de gorila, dándome en toda la autora de mis días. Los botes se quedaron bajo el auto/ ¿Quién se quedó con la lana?/ Pinche Cueto./ Libertad a Campa y Vallejo./

Por fin se me hizo con Elena, como a las tres de la mañana, entre las matitas del jardín. ¡Qué frío!

¡Méndigo Monteverde!, dispárate las nieves o de perdida una quesadilla./ Qué... ¿tú me vas a alivianar con lo del depa?/ No te hagas, si el ruco bien que te manda la pura tecata cada mes desde las doradas playas de Durango porque, según tú, te la pasas estudie y estudie aquí en el De Efe, cuando en realidad te la pasas en Güeva York y en los viajes lisérgicos. Si no te pichas algo me cae que le escribo al ruco y le digo la verdad sobre tu vida de desenfreno y lujuria/ ¡Ay, mira como me dejó el mambo! ¿ Te crees de los Petit Mauvais?, pinche chilangón. ‘Ora no te picho ni máis.

De verdad que la Pecas se portó de poca. Se movió de volada con unos cuates de ella que tenían conectes en la oficina de prensa de la presidencia, y me libré de pinchemil cargos. Con el de Disolución Social bastaba para que me confinaran por los siglos de los siglos amén. ¿ Qué hará la Pecas ahora? Supe que Pablo Alcántara la embarazó. De seguro ahora son un matrimonio muy bonito, bonito con muchos hijitos y... y... domingos familiares con suegros y suegras; y resentimientos de yo pude haber sido... pero ésta, pero éste... Hijo de...

¡Ay, Santa Martha la Piadosa! Nada que le hiciste el milagrito a mi madre de volverme juicioso; sigo igual de creici and leici, drimin mai laif ogüey. En mi Coyoacán de locos.


4.-”... SACA UN SUCIO CALENDARIO DEL BOLSILLO Y GRITA...”

Hundido en miles de cavilaciones, pasé frente a la que fue la casa de Hernán Cortés, bajo un palomar. Las heces de una de esas plumíferas hicieron blanco sobre mi cabeza, remitiéndome a la realidad. De hecho, desperté.

Corrí hacia la esquina. Me miré reflejado en los cristales. Me encontré sucio, barbón, con la cara grasosa y el cabello enmarañado.

Sin pensarlo, oprimí el botón de mi reloj y pude percatarme de que la fecha para el cierre del concurso había quedado atrás. El aparato medidor de la existencia marcaba:


“ 20 /NOV/ 92. “


¿Qué sucedió con el tiempo? ¿Quién me robó un mes? ¿Cómo pudo sucederme a mí?

¡Ese mercader del Diablo! ¿Quién era?

Molesto y confundido, empujé a fondo el otro botón, el de la prohibición.

El aire se incendió y el mundo saltó en mil pedazos. Estalló.


5.-”... LAGRIMAS DE DESAMOR RUEDAN POR LA PAGINA DE UN BLOCK Y EN EL ESCRIBE...”


¿Ves Nelly? Perdimos el tiempo. Tenía razón la abuela, sí se acabó el mundo. Nos hubiéramos amado. Me hubieras dejado amarte. (Aunque, ¿sabes?, aquí, en este purgatorio al que llaman “clínica”, se rumora que aún estamos vivos).

ME HUBIERAS DEJADO AMARTE...
...TODOS NOS MORIMOS
TODOS...


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